Por Luis Gerardo González López, director académico del Centro de Empresas Conscientes del Tecnológico de Monterrey.
En el año 2020, la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI) reveló que 46% de la población en México tenía mucha o algo de confianza en los empresarios. Comparando el resultado con los otros grupos sociales consultados, estaban en el sexto lugar de ocho, por debajo de las universidades públicas, sacerdotes, medios de comunicación, grupos de vecinos y organizaciones sociales, y sólo por encima de los sindicatos y los partidos políticos. Si a ese listado agregamos la confianza en instituciones, nuevamente los empresarios quedaban a media tabla, por debajo de instituciones como el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional, el INE y la Presidencia de la República, y por arriba de los Gobiernos estatales y municipales, los jueces, la policía, los senadores y diputados.
En el mismo tenor, la Iniciativa Capitalismo Social del Centro Eugenio Garza Sada recientemente presentó los resultados de la Encuesta de Percepción sobre el Empresariado y el Capitalismo 2022 (EPEC). Si bien las metodologías son diferentes, podemos notar que en las poblaciones en las que se realizó la encuesta, la opinión sobre el empresariado empieza a tener una tendencia positiva. A nivel nacional, un 65% tiene una opinión muy o algo buena, siendo esta percepción mejor en Monterrey (83%), después en Guadalajara (73%) y en último lugar en la Ciudad de México (69%).
Algo interesante es que, si bien siete de cada 10 personas consideran que las y los empresarios contribuyen al progreso de México, hay áreas de oportunidad importantes pues las opiniones están prácticamente divididas a la mitad en cuanto a si están interesados en el bienestar de sus colaboradores(as) y si cumplen con el pago de impuestos, mientras que solo cuatro de cada 10 considera que están preocupados por reducir las desigualdades.
También en esta encuesta, se pregunta sobre la confianza en otros grupos sociales, siendo los maestros (69%) los que generan mayor confianza, seguidos por la ciudadanía (64%), los militares (60%), los periodistas (55%) y los empresarios, que tienen un 49% de confianza, por encima de los medios de comunicación, líderes religiosos y asociaciones civiles (todos en 47%), el Gobierno (42%) y otros grupos como la policía, los políticos y los agentes de tránsito (menores al 25%). Además, el empresariado es considerado el grupo social más capaz (71%), por encima de los medios de comunicación, las asociaciones civiles u ONG y el Gobierno (48%). En ese sentido, 70% de las personas encuestadas responde que los y las empresarias sí deben involucrarse en solucionar problemas públicos.
Es cierto que estas percepciones reflejan retos, pero en estos resultados hay razones para tener esperanza y continuar fortaleciendo los esfuerzos de las empresas para ser más conscientes. En la EPEC 2022, un resultado que llama la atención es que ocho de cada 10 consideran que es muy importante que el sector empresarial se involucre en el desarrollo y prosperidad del país. En los temas en los que se reconoce su acción positiva, está la generación de empleo o su contribución a mejorar la economía.
Algo que me parece destacable tanto de la EPEC como de otros instrumentos, como el Barómetro de Confianza Edelman 2023, es que la opinión de las personas encuestadas sobre su empleador directo es mucho mejor que la percepción de los empresarios o directivos en general: en la EPEC, 70% de las y los mexicanos confían mucho o algo en su patrón, mientras que en el Barómetro Edelman en México el porcentaje de confianza es del 82%, comparado con el 71% de confianza en las empresas en general. Esto habla de una relación cercana y que busca ser congruente que mejora esa percepción. Si consideramos que también en la EPEC se reporta que en México hay una proporción similar entre noticias positivas y negativas acerca del empresariado, el que la percepción sobre el propio empleador sea más positiva habla de que más allá de las percepciones generales o la “mala fama” que pueden tener las empresas o los directivos, las acciones concretas que realizan los empleadores están teniendo un impacto.
Durante la presentación del reporte EPEC 2022, fue compartida una frase del empresario Andrés Marcelo Sada: “Cuando el empresario es mal visto es o porque no cumple con su labor social o porque no comunica el bien que realiza.” En México, ambas situaciones se están abordando. El número de empresarios que buscan un propósito más allá de generar ganancias está aumentando cada día, y una de las formas más concretas de materializar esa decisión está en buscar generar condiciones de trabajo dignas y humanas para sus colaboradores y una mentalidad en la que todos deben ganar en las relaciones con las empresas, incluyendo las comunidades y el medio ambiente. Pero también del lado de la comunicación hay esfuerzos, no sólo de los empresarios sino de otras instituciones, incluyendo las universidades, que buscamos compartir esas historias para que conceptos como el capitalismo consciente no sean considerados algo que sólo podría suceder en países desarrollados.
El libro “Empresas mexicanas: El viaje hacia un capitalismo consciente” es un ejemplo, en el que a través de los casos de catorce empresas mexicanas, se busca compartir esas prácticas conscientes que ya están dando resultados en nuestro país. Al final, los retos a superar en los que están involucrados en mayor o menor medida los negocios siguen siendo significativos: la contaminación, la falta de oportunidades, la desigualdad, la crisis económica, la corrupción o la polarización. Pero sin duda, los y las empresarias empiezan a configurarse como actores a los que no sólo se les reconoce su competencia para lograr resultados, sino que también hay una expectativa de que participen en la solución de los problemas públicos, y ese potencial es algo que sin duda inspira y genera optimismo.
Publicado originalmente en Infobae.