Por Carlos Gabriel Colín | Miembro del Grupo de Investigación en Área Temática de Diseño de Estructuras y Cultura Organizacional
En los últimos años, el impacto que ha tenido la operación de diferentes tipos de compañías sobre el ambiente ha tomado un lugar relevante en la agenda de los gobiernos, la sociedad civil y las organizaciones empresariales en diversas partes del mundo.
Esta preocupación por el ambiente y el desarrollo sustentable de las comunidades ha sido reconocida por la ONU desde la cumbre de París, que se celebró en 2015, en la que se adoptó la agenda 2030 para el desarrollo sostenible, que refleja la creciente comprensión de los estados miembros por la generación de un modelo de desarrollo sustentable como el mejor camino para reducir la pobreza y mejorar la calidad de vida de las personas en todo mundo - para las generaciones actuales y futuras.
Como una consecuencia de esta corriente de pensamiento, las organizaciones empresariales no se han quedado atrás y sus directivos se han centrado en promover una agenda que apoye el desarrollo sostenible que cuide al planeta, al que se le ha denominado como enfoque “verde”, que se inserta en la filosofía de la empresa mediante la misión, visión, valores, políticas y estrategias, para lo cual se emplean diversas prácticas administrativas; entre ellas las de gestión del talento.
La gestión “verde” del talento se trata de una alineación sistemática y planificada de las prácticas de gestión de personal, enfocada en cumplir los objetivos organizacionales, entre los cuales se encuentran la protección al ambiente y el cuidado del planeta. En congruencia con lo mencionado, las prácticas de gestión del capital humano con un enfoque “verde” juegan un papel fundamental en la promoción de las prácticas de sustentabilidad ambiental dentro de las empresas.