Elaborado por Sergio Madero, líder del Grupo de Investigación en Área Temática de Diseño y Cultura Organizacional de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.
De acuerdo con el Inegi, en el primer trimestre de 2024 había en México 31 millones de jóvenes, es decir, personas de 15 a 29 años. Esta cifra representa el 23.8 % de la población. De ellos, 16.7 millones (54.1 %) eran parte de la población económicamente activa (PEA) del país y estaban iniciando su vida laboral.
Con esto en la mira, en el Tecnológico de Monterrey, recientemente realizamos una investigación para conocer la percepción de las y los jóvenes pertenecientes a la generación Z (o Gen Z, nacidos entre 1995 y 2010) sobre los temas de empleabilidad y sus expectativas laborales. Al menos tres de los hallazgos son de relevancia para empleadores, pues sirven de base para desarrollar estrategias de atracción y retención del talento.
El primero de ellos está relacionado con las expectativas de empleo. De los 786 participantes en el estudio, poco más del 50% señala que le gustaría hacer una carrera laboral exitosa y ocupar posiciones de liderazgo directivo y gerencial; buscan un plan de carrera dentro de alguna empresa basado en el desarrollo de habilidades, la satisfacción, el logro de metas y el prestigio devenido de impactar en el ambiente social.
Asimismo, se pudo observar que los jóvenes de la generación Z valoran cada vez más los aspectos de flexibilidad, representada en horarios, espacios de trabajo, compensaciones y modalidades laborales: el 78% prefiere el trabajo hibrido (que alterna días de trabajo a distancia con presencial), lo que supone un verdadero reto para los liderazgos empresariales que deben adaptar los procesos organizacionales para ofrecer dicha flexibilidad a quienes buscan empleo y se resisten a integrarse a una cultura organizacional presencial o rígida ya establecida.
En un segundo hallazgo, analizamos las expectativas que tienen las y los integrantes de la Gen Z sobre las habilidades necesarias para su actual y futuro desempeño laboral y el crecimiento de sus carreras. A nivel técnico, fueron mencionadas el análisis masivo de datos y la colaboración e interrelación con inteligencias artificiales, mientras que, como habilidades blandas, es decir, las que ayudan a poder interactuar con las demás personas, se señalaron principalmente la creatividad, la influencia social y la negociación.
Por otra parte, considerando las recientes crisis financieras, de salud y medioambientales, nos pareció relevante sondear las preocupaciones de esta generación de colaboradores jóvenes que pueden impactar en su rendimiento y decisiones laborales. Al respecto, la generación Z manifiesta una preocupación personal por la salud física y emocional, la situación financiera y el costo de vida, mientras que desde el punto de vista social las preocupaciones de los jóvenes son la violencia, la corrupción, la desigualdad social y el cambio climático; finalmente, desde la perspectiva tecnológica, les preocupan la disminución de la privacidad por el flujo masivo de información y la ampliación de las brechas sociales y económicas que surgen por la tecnología en los lugares de trabajo.
Todas estas inquietudes generan un efecto emocional en los jóvenes, que revelan altos grados de ansiedad, miedo y en ocasiones tristeza por el futuro que tienen que enfrentar no solo laboral, sino también personalmente.
Un cuarto aspecto que nos pareció relevante tiene que ver con la continuidad del desarrollo profesional: el 93% tiene planes de estudiar un posgrado, proporción de la cual el 74%, si tiene oportunidad, lo haría en el extranjero; adicionalmente, el 44% señala que prefiere vivir y trabajar en otro país para tener una experiencia internacional.
A partir de estos hallazgos, es posible decir que los principales retos que enfrentan las empresas en la actualidad respecto a esta nueva generación de personas trabajadoras están relacionados con la gestión del talento, pues los empleadores deben esforzarse en el diseño de los espacios de trabajo y en la implementación de la nueva cultura organizacional postpandemia, así como dar importancia al bienestar integral de sus colaboradores con miras al equilibrio laboral y personal.
Más allá de la investigación elaborada, una última reflexión personal, a partir de mi experiencia en sesiones sincrónicas con estudiantes de la maestría en administración, también permite destacar que las y los jóvenes de la generación Z tienen un gran espíritu emprendedor: quieren crear su propia marca, tener una imagen personal, ser su “propio jefe”, administrar mejor su tiempo, disfrutar de un bienestar compartido y además ser multitasking.
Todo esto lleva a pensar que es relevante sondear constante y continuamente las inquietudes de las y los jóvenes para poder hacer frente a los cambios en sus inquietudes laborales y conocer cómo enfocar los esfuerzos para la atracción y retención del talento.
Publicado originalmente en Forbes México.