Elaborado por Francisco Fernández, Director del Centro de Empresas Conscientes del Tecnológico de Monterrey.
Hace unas semanas, José Antonio Fernández, presidente de Femsa y copresidente del Centro de Empresas Conscientes, habló sobre un concepto que ha ganado fuerza en el sector empresarial: el Capitalismo Consciente.
Un ejemplo claro es la futura presidenta de México, Claudia Sheinbaum, nombrando a Altagracia Gómez, firme defensora de este modelo, como coordinadora del consejo empresarial.
El Capitalismo Consciente busca distribuir los beneficios de este sistema económico a todos, incluidos accionistas, empleados, comunidades y el planeta. Pero ¿qué lo hace tan distintivo y relevante? ¿qué es ese capitalismo consciente al que José Antonio hizo referencia?
Maximizar ganancias ha sido la misión de las empresas por mucho tiempo, sin importar las consecuencias. El capitalismo consciente propone que las empresas no solamente generan riqueza financiera, sino de otros siete tipos: intelectual, cultural, física, ambiental, social, emocional y espiritual.
Esta filosofía reconoce que las empresas son interdependientes. Tienen empleados con metas personales y familiares, clientes que buscan más que productos, proveedores que demandan relaciones justas, y un entorno que necesita protección.
En esencia, el capitalismo consciente propone que toda empresa debe tener o al menos aspirar a tener un modelo de negocio en donde todos ganen. Esto implica preservar el medio ambiente, tratar a los empleados con dignidad y establecer relaciones de confianza con proveedores y comunidades.
Según las Naciones Unidas, para 2022, 712 millones de personas (8.79% de la población mundial) vivían en extrema pobreza, y para 2030, 575 millones seguirán en pobreza extrema si la tendencia continua.
Ante estas estadísticas, entendemos que los Gobiernos tienen una gran responsabilidad para garantizar el Estado de derecho, seguridad y una infraestructura que permita el desarrollo. La sociedad civil organizada puede atender problemáticas sociales complejas, pero no puede, al igual que el Gobierno, generar riqueza. Ambos requieren de la existencia de las empresas.
El Capitalismo Consciente cree que la situación actual puede revertirse una vez que las empresas reconozcan su rol en la sociedad, generen riqueza sin causar daño e inclusive sanen sus comunidades. La responsabilidad social y/o la filantropía nunca serán suficientes, se requiere de un propósito superior en el centro del negocio.
Esta filosofía se basa en cuatro principios.
Primero, el propósito superior. El propósito de las empresas no es sólo generar ganancias, es resolver una necesidad o problemática de manera rentable. Las ganancias son el medio para un fin más trascendente.
El segundo pilar o principio es el de la interdependencia de los grupos de interés. Implica tener un pensamiento sistémico en donde reconocemos que colaboradores, medio ambiente, comunidad, Gobierno, proveedores e inversionistas están todos interconectados.
Los siguientes dos son los que habilitan que los dos anteriores sean posibles. La conciencia de una organización nunca va a ser mayor que la conciencia de su liderazgo. Por lo tanto, el líder y equipo de liderazgo deben hacer propio el propósito superior y tener un genuino cuidado por cada uno de los grupos de interés, principalmente sus colaboradores.
Una cultura consciente y de cuidado es la consecuencia natural de los tres anteriores, creando un ambiente laboral que promueve la confianza y el respeto dentro de la empresa.
Cuenta el cocreador del Capitalismo Consciente, John Mackey, que, en 1981, su empresa Whole Foods Market enfrentó una crisis tras una inundación que destruyó su tienda en Austin, Texas. Sin recursos ni seguro, estaban al borde del cierre, pero clientes, vecinos, empleados y proveedores unieron esfuerzos para salvar la tienda.
Este acto de solidaridad es un ejemplo claro de cómo funciona el Capitalismo Consciente. Whole Foods Market era no sólo una empresa, sino una comunidad, donde todos los involucrados, desde clientes hasta proveedores, estaban dispuestos a ayudar porque sentían una conexión profunda con el propósito superior de la empresa.
El Capitalismo Consciente no solo promueve la sanación del planeta y una sociedad próspera, también impulsa a las empresas a ser más productivas y rentables. Un estudio de 2022 del Torrey Project reveló que las empresas que adoptan este modelo son hasta 10 veces más rentables al poner el bienestar de empleados, clientes y comunidades en el centro.
Estas son las razones de que el término Capitalismo Consciente comience a escucharse cada vez más entre el sector empresarial. Estamos frente a una encrucijada muy importante para nuestro país.
También tenemos la solución para salir de ella; tomemos la llave del Capitalismo Consciente para abrirnos a un mundo lleno de oportunidades. Aprovechemos el momento económico por el que pasa nuestro país con nuestro vecino del norte y seamos protagonistas de un verdadero desarrollo, sustentable, de largo plazo y para todos.
Publicado originalmente en Forbes México.